Julián López ofrece un profundo recorrido por la evolución de la postal de amor durante todo un siglo

Postales 5 “Toda la España he recorrido en busca de una postal y no la he podido encontrar como tú te la mereces. Si el mar fuera de tinta y los peces escribanos, no te pudiera escribir lo que te quiero y te amo”. Así se recoge en una de las numerosas muestras, fechada en julio de 1941, recogidas en la curiosa exposición ‘1880-1980. 100 años de postales de amor’, que estos días se puede visitar en el Centro Cultural ‘Casa de la Marquesa’ de Almodóvar del Campo.

Organizada por el antropólogo almodovareño Julián López García, la muestra repasa los principales ciclos que ha tenido este género epistolar tan particular, diferenciando una primera etapa entre finales del XIX y las primeras décadas del siglo XX; las décadas de los años 20 y 30; los años 40 y 50; los años 60 y, por último las décadas de 1970 y 1980.

López explica el objetivo de esta iniciativa cultural, pues “ante la dificultad de estudiar etonográficamente el grupo más pequeño de sociedad, la pareja unida por vínculos socialmente significativos y reconocidos, debido a que la observación participante se hace difícil y las entrevistas suelen idealizarse o dramatizarse, una buena opción de conocer las relaciones entre novios es analizando su comunicación real a través de postales y cartas”.

En las postales se hace explícito el sentimiento hacia el otro, no sólo por lo que se dice, sino también por la imagen elegida y por la forma de escribirlas. Se eligen temas en los que figuran parejas de enamorados que suelen llevar impresas citas o versos amorosos y también es interesante la forma de escribir: “Una manera que demuestra claramente que el otro se ha preocupado, que la redacción ha supuesto tiempo y dedicación: escribir con letra gótica, hacerlo aprovechando resquicios inverosímiles de las postales, escribir con letra diminuta y redactar en forma de cuadrícula, horizontal y verticalmente en el mismo espacio o de forma versificada, eran algunas de las estrategias utilizadas sobre todo a finales del siglo XIX y comienzos del XX: el novio gastaba tiempo en la redacción y la novia debía dedicar igualmente tiempo para desentrañar su significado, o a la inversa”, señala este profesor de la Universidad de Córdoba.

Postales 4 “Con la democratización de la postal, a partir de la década de los años 30 del siglo XX, comenzará a generarse un corpus de citas amorosas, muchas de las cuales impresas en postales elitistas de décadas anteriores, que formarán un auténtico banco que tiene su sede preferentemente en cuarteles y que el boca a boca entre los soldados hace que se extiendan por todo el país”, añade Julián López.

La exposición presenta 250 postales de novios a lo largo de un siglo, proponiéndose un recorrido cronológico en las expresiones y representaciones del amor que, básicamente, se han manifestado de acuerdo a los criterios y modelos que sucintamente se indican.

En el primer bloque cronológico, hasta las dos primeras décadas del pasado siglo, se puede apreciar cómo “la postal es un bien de lujo y conecta a una minoría de novios que por placer, estudios o negocios viaja o que sin viajar recurre a la postal como un tipo de regalo novedoso, íntimo y con posibilidades para la expresión creativa”. Los novios de estas postales aparecen siempre trajeados ellos y elegantemente vestidas ellas, muy bien peinados y con frecuencia ellas cubiertas con sombrero o diademas. El amor se expresa en miradas insinuantes de él; ella, a veces, puede devolver la mirada. Casi nunca falta la flor, rosas sobre todo, como símbolo que intermedia la relación. Todas las postales se colorean y, como signo de distinción añadido, algunas integran líneas en relieve de brillante purpurina o de color oro para remarcar contornos y embellecer la imagen.

El segundo bloque, hasta los años 40, ofrece una progresiva normalidad en las poses y la cotidianeidad en las escenas. “El contacto físico entre novios, que ha sido timorato en las décadas anteriores, se intensifica con el paso del tiempo. Incluso hay colecciones que se plantean de ese modo: el noviazgo como proceso de conquista masculina del cuerpo femenino. Es raro que el contacto termine con un beso en la boca, pero hay algunas a partir de los años 20, nunca impresas en España”, afirma el antropólogo.

Postales 3 A partir de los años 30 se aprecian algunos cambios, con escenas menos forzadas y más cotidianas, una relación menos robotizada, más real: aparecen novios en ropa no de etiqueta, los versos que ilustran las postales son más comprensibles por la generalidad, menos simbólicos, los rostros estás maquillados, aunque el tipo de belleza que se muestra sigue siendo poco común. Sobre todo se aprecian cambios en las poses y actitudes de la novia: ésta aparece más cercana y activa en la relación, más implicada.

En las dos décadas que siguieron a la Guerra Civil, España se aparta de la línea evolutiva de las postales en el resto de Europa y no volverá a coincidir hasta los años 60. “Es un periodo en el que por la generalización del servicio militar y su prolongación en el tiempo, la postal entre novios llegar a su máxima difusión. Esta extensión hace que la postal deje de ser un marcador de clase. La popularización de la postal se aprecia en las cantidades ingentes que se giran y, también, en el surgimiento de unos tipos de redactores, asentados en los campamentos militares que, por su capacidad de versificación y, o, por su caligrafía se convierten en redactores y unifican las declaraciones y otras expresiones amorosas. Se multiplican las postales y también los mensajes estereotipados”.

Es también el periodo de la tristeza de amor. Las postales coloreadas que dominaron el panorama hasta ahora van dejando paso, en parte por lo caras que resultan, a las impresas en blanco y negro. Ese color dominante se convierte en metáfora de un tipo de relación de novios especialmente dificultosa en los años 40 y 50; son postales que en mochos casos muestran más tristeza que alegría, más desazón que esperanza. La imposición por parte de la iglesia de un tipo de moral en la relación de novios se ve claramente en las postales de esta época.

Postales 2 Y en los años 60, con la emigración y la democratización de la postal, se retorna a cierta alegría en temas diseños y versos. Eso, a juicio de Julián López, tiene que ver con dos factores: “la cierta mejora económica que acarrea la inmigración y el comienzo del boom turístico que fuerza la emisión de postales para turistas con unos motivos novedosos que, por simpatía, se extenderán por todo el país”.

Y es que, por primera vez en las postales españolas aparecen cuerpos que no están cubiertos por completo de ropa. Torsos y piernas desnudas muestran cuerpos que dan tonos hasta eróticos a algunas. El juego que se propone en muchas postales se completa con poses más sensuales y con escenas y citas impresas que remiten a la “picardía” amorosa.

Por último, en los años 70 y 80 el romanticismo popular y la puerilización de las postales son las notas características. La popularización de la postal de novios llegará a su cénit en la década de los 70 y al ocaso poco después. “Las élites ya habían dejado de girarse postales años atrás, de manera que los referentes se buscan en tipologías populares de novios, fundamentalmente aquellas que se conocen y difunden por telenovelas y fotonovelas”, apunta López.

Postales 1 “Los novios de las postales de esta época expresan su romanticismo que van de la ñoñería al sentimiento interior que parecen tener los modelos de las fotonovelas que imitan, algunas de cuyas sentencias aparecen en las postales. Los escenario van acordes con ese romanticismo: escenas en ‘locus amoenus’ de todo tipo: trigales amarillos, lagos apacibles, puestas de sol sublimes…Ante las evidencias de que la postal de novios muere se buscarán en los años 80 nuevos motivos, llegándose a los extremos de vulgarización más notables y a la extenuación en el planteamiento de chistes de novios”.