'El libro de las aguas' se presentó en el Centro Cultural 'Casa de la Marquesa'

Alejandro López Andrada. La obra literaria de Alejandro López Andrada es esencialmente poética, pretende con un lenguaje lleno de metáforas y con la descripción de sutiles detalles crear un universo mágico propio, lleno de sentimientos, a la manera de la literatura hispanoamericana que tanto le ha influido: entre otros Juan Rulfo, García Márquez…

El escritor cordobés es ante todo poeta, pero la novela le permite llegar al gran público.  Compartió “El libro de las aguas” y la tarde del 29 de octubre con los lectores de el Club de Lectura de Almodóvar del Campo, invitado por la Concejalía de Cultura.

Alejandro López Andrada nació en 1957 en Villanueva del Duque (Córdoba), localidad de la que es Hijo Predilecto. Estudió Ciencias de la Educación y, actualmente, trabaja como técnico de cultura en la Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches.

Ha publicado La dehesa iluminada (1990), La bóveda de cuarzo (1996), El césped de la luna (2001), El viento derruido (2004) y Los años de la niebla (2005), entre otras novelas. En poesía, sus dos últimas obras fueron El vuelo de la bruma (2005, Premio Ciudad de Salamanca) y La tierra en sombra (2007, Premio Fray Luis de León).

Habló sobre el personaje principal de su novela, Ángel, que tras pasar media vida en el exilio, vuelve a su pueblo para reconstruir la historia de su familia. Novela de tono social es, por otro lado, un relato romántico donde realidad y fantasía fluyen a través de un lenguaje poético y sencillo. Consigue tejer una densa intriga que, en todo momento, cautiva el alma del lector. La realidad: sus paisajes, sus familiares y amigos son su fuente de inspiración, plasmando muchas veces historias que le cuentan o recreando tipos  con los que convive: su tío exiliado, el cura bueno de su infancia, etc.

Subrayó la necesidad que tiene de vivir en el anonimato, en relación con la gente corriente, evitando los ambientes literarios profesionales.  Para él lo más importante de todo no son mis éxitos literarios, sino el hecho de vivir en Villanueva del Duque (el pequeño rincón donde ví la luz hace medio siglo), rodeado por los míos y por el paisaje de mi niñez. Ese es para mí el concepto de la felicidad. Dejó claro que el verdadero éxito es hacer con gusto y con amor lo que uno quiere y sentirse feliz en el lugar que uno elige para vivir. Lo demás es secundario, o complementario. Lo que más admira en este mundo es la sencillez y la naturalidad. No soporta a la gente pedante y engreída. La verdadera felicidad está en sentir las cosas sencillas, pequeñas, que, día a día, suceden en nuestro alrededor.

También se estableció un diálogo con los asistentes sobre la relación intercultural e intertextual que se produce entre el cine y la literatura. Y puesto que esta obra, bajo el mismo título de El libro de las aguas, se ha llevado recientemente al cine; el novelista estableció relaciones ente su lenguaje literario y las imágenes sensuales que había captado el director de la misma, Antonio Giménez-Rico. Entre los lugares que sirvieron de para rodar algunas secuencias del filme está el cementerio de San Benito, la aldea más meridional de Almodóvar del Campo, de la que se quedaron prendados por su belleza. Dio algunas pinceladas sobre el buen hacer de de algunos de los actores: Lolita Flores, Pepe Sancho, Álvaro de Luna, etc.; y lo satisfecho que estaba de la adaptación, e invitó a todo el público asistente a su estreno el día 13 de noviembre en Córdoba. Esperamos que tenga mucha suerte.

María Dolores García-Minguillán Morena